Un-Fake me

Las noticias lo son todo actualmente. Absolutamente todo tanto si las sigues como si no, si estás al día o si has escogido el arduo camino de la ignorancia: las noticas te pueden, te sobrepasan y te flipan. Como el cuñadismo ciertas noticias están ahí y duelen, hacen daño, o quizá te hagan reír en algún momento pero eres perfectamente consciente de que preferirías vivir sin sus sandeces.

Noticias lo son todo: de cualquier ámbito, de cualquier época, ahora todo se resume al titular de la noticia. Precisamente ese en el que sólo se requiere de tí que piques, que seas constructivo y colaborador en su profusión, engaño o ambos. Aunque seamos honestos, la mayoría de las veces el interés empieza y acaba justo en esa frase titular.

La profesión periodística tiene la suerte de nos ser como el resto de profesiones en el sentido de poder estar ahí permanentemente: es el cuarto poder y eso no es poca cosa. Tal y como nos hemos montado el mundo el cuarto poder puede hacer milagros o puede provocar cataclismos. Pero, si fueran tan amables de rebajar un poquitín los humos pues tampoco pasaría nada; es decir, toda profesión es glorificada por sus miembros, sólo ellos conocen y viven su idiosincrasia y por ende pueden justificarla pero normalmente las profesiones dejan sus cosas en su círculo y su círculo no se expande tanto como el de las ondas y las letras. Es por ello que con los medios te encuentras de cara, no hace falta que los vayas a buscar, y es por ello que por mucho que se adoren a sí mismos antes de cargar conmigo por escribir estas palabras, deberían admitir que se les han colado en sus filas tipos de los que ellos mismos echan pestes: expertólogos, opinólogos, «yo-creólogos» y demás acomodados amigos de sus amigos con muchas kas en sus redes. Quien tiene una ka tiene un tesoro.

«Nada hay verdad ni mentira,

todo es según el color

Del cristal con que se mira.»

Las dos linternas, Ramón de Campoamor, 1846

Así pues, tras este largo experimento que ha sido la ilusión de la novedad en la creación de falsas noticias o Fakes (para los amigos), puede decirse que ya está bien. Que por lo menos no insulten la inteligencia de los que quieren leer o saber. Es tedioso, aburrido y finalmente no conduce a nada más que al abandono (que eso es lo que quieren, que no pienses ni tengas una mente crítica, que buscan ovejas para su rebaño y así poder manipularte….. jajajajajaja ¡pues no está viejuno eso! Eso colaría si los que llevan las riendas no fueran los cenutrios analfabestias que demuestran ser cada vez que abren la boca). Un buen bulo, un buen fake armado con sustancia y planteado de cabo a rabo no tiene precio, igual que las noticias basadas en datos y no en «aquí estoy yo que llevo años haciendo esto» (mira Manolo, me alegro que hayas podido conservar tu curro tantos años, no como les ha pasado a otros, desde luego, y ahora aparta que tengo cosas que hacer). Pero leer algo y ver con toda claridad que está mal escrito, que no tiene sentido y que es un engaña bobos no se puede sostener por mucho tiempo.

No se trata de reducir la libertad de prensa (irreductible, como muchas otras, para el bien de las sociedades) pero cuando a uno se le llena de polvo la casa lo que hace es limpiarla. Móntate un buen bulo, arma una buena historia, déjame por tonta y hazme creer lo que no es o bien escribe como se debe, chequea los datos, investiga, corrobora, explica la historia con todas sus implicaciones y ábreme los ojos. Pero llenarme el feed de tonterías, chorradas, absurdidades y disparates que, en el fondo, ya no me ofenden ni me sorprenden sino que me hacen pensar en qué tipo de mundo gilipollas estamos creando entre todos.

Ahora a la refutación de la mentira la llamamos fact-check y la hemos encumbrado a cúlmen de periodismo y buena praxis en vez de asumir humildemente que, como a todos los mentirosos, se nos ha pillado con las manos en la masa. La verdad era la contraria a la mentira pero ha dejado de serlo, ahora la verdad es subyugada por la mentira y su única opción de supervivencia es vivir permanentemente al capricho de la mentira. Si seguimos así la verdad será uno más de nuestros mitos modernos y todo por querer hacer de ella algo que nunca fue.

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