Retro-Nostalgia

Una de mis novelas favoritas es Kings of infinite space de Nigel Balchin. La he recordado por lo mucho que me gustaría en estos momentos poder salir y ver el cielo. No el cielo de mi ciudad sino el cielo de dónde y cuándo lo daba por sentado.

De ahí que mi cabeza se ha ido a las clases de universidad sobre Galileo y su concepción del cielo y lo mucho que me gustaba un libro en particular de mapas estelares que debería haberme comprado. Y sobretodo, la universidad. He pensado en cómo prácticamente me alimentaba de Kit-Kat y cafés y lo importante del dato es que se dice, se comenta, se rumorea que Balchin fue el «ideador» de la frase famosa de Kit-Kat así que de algún modo inconsciente para mí cielo y chocolatina van de la mano. Sea cierto o no que Balchin inventara ese eslogan, pues me da igual, he pensado en esos años de facultad, años de rituales cafeteros y de ansia por construir una vida que es constructo en sí.

Y ahí me he detenido: en la certeza de que esos años se van a quedar ahí, donde mi ser-de-entonces tiene sentido. Sin echarlos de menos, sin querer volver a ellos, sin despreciar todo el recorrido que me lleva a este instante en el que tecleo estas palabras.

Y eso no es precisamente lo que veo y oigo a mi alrededor (actualmente «mi alrededor» se circunscribe a internet pero de algún modo sigue siendo mi alrededor); las redes se han inundado de un futil y repetitivo deseo de pasado, de ansiedad de repetición, de desprecio del presente y de proyección de sentimientos ajenos en un futuro que no se quiere descubrir.

Y no lo entiendo. La nostalgia es repetición, es regreso y dolor. Aunque la gente lo acote a esos momentos de terracita y cervecita el término se compone de «regreso» y «dolor» en griego, ése es su origen y lo que quiere describir está a leguas del uso que se le da. Pero lo más destacable es que según el diccionario su antónimo es la alegría. La alegría. Qué irónico. Así que esa retro-nostalgia que está de moda y que se repite y reitera como un mantra es conceptualmente lo contrario en su definición.

Personalmente, aborrezco la nostalgia. Y la retro-nostalgia que se nos impone es barata y falsa, no describe la realidad personal sino un falso recuerdo popular y televisivo y lo que es más triste: corta de raíz una futura experiencia vivida libre y plenamente.

Shame on you.

Deja un comentario